Menorca: el destino al que querrás ir una y otra vez
Menorca es uno de esos destinos al que uno siempre quiere volver una vez que lo ha visitado. ¿Los motivos? El clima espléndido en cualquier época del año, la hospitalidad y amabilidad de los menorquines; sus playas y calas de agua turquesa y fina arena blanca; la amplia oferta de actividades que ofrece, su gastronomía… ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
La más septentrional y oriental de las Baleares fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1993, gracias a la compatibilización perfecta de la actividad turística con la conservación de un entorno de pura naturaleza. Su paisaje rural tradicional es muy rico y aloja diversos hábitats mediterráneos en los que viven especies de flora y fauna exclusivos de la isla, algunos de ellos en peligro de extinción.
El núcleo de la reserva es la Albufera del Grau, que cuenta con más de 5.000 hectáreas de campo, lagunas, islotes, dunas… donde perderse y realizar numerosas actividades al aire libre, como el avistamiento de animales con los más pequeños de la familia.
Gracias a toda esta diversidad paisajística, los más aventureros encontrarán en Menorca su paraíso ideal. Hay múltiples empresas especializadas en turismo activo que te ofrecerán numerosas experiencias y asesoramiento para que exprimas al máximo la práctica de tu deporte favorito.
A lo largo de la costa, además de playas espectaculares, hay impresionantes acantilados, islotes vírgenes y fondos marinos que esperan ser descubiertos por ti. Si lo tuyo es el submarinismo, sumérgete en un mundo lleno de historia, arrecifes, cuevas y grandes praderas de posidonia oceánica; pero si lo que quieres es conocer el mar desde arriba, te recomendamos un paseo en kayak a los pies de imponentes acantilados.
Para aquellos que prefieran practicar actividades terrestres, también tienen un sinfín de posibilidades. El senderismo es una de ellas. Te proponemos hacer el Camí de Cavalls, que permite dar toda la vuelta a la isla por el litoral, a través de hermosas calas, barrancos, pequeños bosques y amplios campos. También puedes recorrer el territorio sobre ruedas, en bicicleta, ya que dispone de una red cicloturística de hasta 21 trazados.
Y después de un intenso día de deporte, ¿qué mejor plan que relajarse en alguna de las calas de Menorca? Una de las más espectaculares y transitadas es la Cala Galdana, situada entre Morro de Ponent y Penyal Vermell, a solo siete kilómetros de Ferreries; resultado de un entrante de mar que al tocar la tierra confluye con las desembocaduras de los torrentes Algendar y Algendaret. Muy cerca se encuentra la pequeña Cala Mitjana, virgen y con un espectacular color azul turquesa en sus aguas. También puedes ir a la bonita Cala Escorxada, que forma parte del Àrea Natural d’Especial Interès y abarca desde la Cala Mitjana hasta Binigaus.
Pero Menorca no es solo naturaleza. También cuenta con un riquísimo patrimonio histórico y cultural digno de admirar. Su situación estratégica en el Mediterráneo para controlar el comercio hizo que viviera episodios de invasiones y piratería a lo largo de muchos años, pasando por manos de talayóticos, romanos, bizantinos, musulmanes, aragoneses, británicos, franceses, mallorquines…
Gracias a ello, tiene más de 1.500 sitios arqueológicos repartidos de este a oeste en sus 48 kilómetros, que convierten a la isla en un museo prehistórico al aire libre.
Además de las míticas ciudades de Ciutadella y Mahón, no puedes dejar de hacer la famosa Ruta Talayótica, cuyos primeros vestigios en la isla datan del año 2100 a.C. Con ella podrás descubrir las navetas, construcciones funerarias colectivas; los talaiots, torres troncocónicas de piedras en seco; los santuarios de taula, donde se practicaban rituales de fecundidad; y, entre otros, las casas circulares construidas en poblados.
Para finalizar, aunque hay muchas más experiencias que podrás vivir en la isla, no podemos dejar de mencionar su excelente gastronomía, basada en el mar y el campo, donde las hortalizas y verduras del huerto, las carnes, el pescado y el marisco son los grandes protagonistas.
Algunos de sus platos más destacados son la caldereta de langosta, la oliaigua -sabrosa sopa con pan, aceite, tomates, pimiento verde y ajo-, el arroz de tierra, el perol menorquín -mezcla de patatas y tomates cubiertos de pan rallado, ajo y perejil- y raya al horno, entre muchos otros. No olvides probar el queso con Denominación de Origen Mahón-Menorca, ¡no podrás evitar llevarte uno o más a casa!
¿Preparado para pasar unas vacaciones inolvidables en Menorca?