Dordoña-Périgord, una ruta mágica por el suroeste de Francia


Dordoña-Périgord, una ruta mágica por el suroeste de Francia

No hay mejor forma de descubrir la hermosa y variopinta zona de Dordoña-Périgord, al suroeste de Francia, que al volante, pues te concede esa maravillosa libertad de hacer el recorrido y degustar cada experiencia a tu ritmo. En esta “Ruta Mágica por Dordoña-Périgord”, te proponemos una experiencia a tu aire por carretera que enlaza los principales atractivos de la región: valles fluviales, castillos, cuevas prehistóricas y algunos de los denominados “pueblos más bonitos de Francia”. Toma nota del siguiente itinerario, ¡no te lo querrás perder!

Día 1: Burdeos-Périgueux

Una vez llegado al aeropuerto de Burdeos, pon rumbo directo a Périgueux, capital de la antigua provincia francesa de Périgord. Atractiva y pintoresca, hunde sus raíces en la Antigua Roma y experimentó su época dorada durante la Edad Media y el Renacimiento, todavía patente en sus calles y edificios. Su extenso patrimonio le ha otorgado el distintivo de Ciudad de Arte y de Historia y su magnífica Catedral de Saint-Front de Périgueux ,levantada sobre una tumba de siglo XII y reconstruida al estilo bizantino en el XIX, ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco dentro de las rutas del Camino de Santiago. Entre los imprescindibles de la ciudad y sus alrededores también están el Museo Vesunna, un formidable testimonio de la época galorromana; las Cuevas de Tourtoirac, uno de los grandes atractivos de la región; o el elegante Château de Hautefort, una fortaleza medieval reconvertida en casa solariega en el siglo XVII por el Marqués de Hautefort que te dejará sin palabras. Estos dos últimos se encuentran a unos 40 minutos en coche de Périgueux.

Día 2: Visita a Brantôme

Rodeada por las aguas de río Dronne, Brantôme ha sido clasificada como uno de “los pueblos más bellos de Francia” y está situada a las puertas del Parque Natural Regional Périgord Limousin. Esta localidad ofrece multitud de atractivos: una abadía de los siglos VII y VIII excavada en roca y fundada por Carlomagno; el campanario de Brantôme, del siglo XI y que presume de ser el más antiguo de Francia y que destaca por su protocúpula y capiteles carolingios; el Jardín Botánico de Alaije; un crucero por el Dronne; o los exteriores del castillo de la Hierce.

De vuelta a Périgueux, a medio camino te cruzarás con el pueblo de Villars, una preciosa parada para admirar el Castillo de Puyguilhem, la construcción renacentista mejor conservada del Périgord, y la Cueva de Villars, que, además de formaciones naturales de gran belleza, alberga enigmáticas pinturas prehistóricas. Otra de las opciones es hacer una parada en Saint-Jean-de-Côle, otro de los pueblos clasificados como “más bellos de Francia”. Su historia está ligada al castillo de Marthinie, levantado entre los siglos XII y XV, y a la del priorato.

Día 3: Montignac y Sarlat

Montignac, además de ser un precioso pueblo a las orillas del río Vézère, es también la puerta de entrada a las cuevas de Lascaux, Patrimonio de la Humanidad, pero cerradas a cal y canto para su conservación. No obstante, Lascaux IV o Centro Internacional de Arte Parietal, es una reproducción muy realista que encanta a los visitantes.

De camino a Sarlat, punto de destino, te recomendamos algunas maravillas para hacer una o varias paradas: Saint-Geniès, una localidad de techos de pizarra donde podrás admirar los restos del antiguo castillo de los señores de Gontaut; Saint-Amand-de Coly, que atesora la abadía del mismo nombre, considerada el templo fortificado más bello de Dordoña; o el castillo de Lacypierre en Saint Crépin et Carlucet.

Día 4: Sarlat y el valle del Dordoña

Sarlat es uno de esos pueblos de ensueño en los que parece que se ha detenido el tiempo. Clasificado como “Ciudad de Arte e Historia, este enclave mediaval preserva la integridad de sus antiguos edificios y a día de hoy es uno de los más bellos conjuntos medievales de Europa. Te recomendamos que visites su casco antiguo, su sobria catedral, la enigmática Linterna de los Muertos o la encantadora Plaza de las Ocas.

Otro de los atractivos de la región que no te puedes perder es el valle del Dordoña, donde podrás disfrutar de una infinidad de experiencias, desde callejear por alguno de los pueblos más bonitos de Francia (Domme, La Roque-Gageac, Castelnaud-la-chapelle, Beynac-et-Cazenac) hasta sobrevolar la zona ¡en globo!

Día 5: Monpazier y Bergerac

Monpazier, una ‘bastida’ o villa medieval amurallada, ha sido declarado como uno de los pueblos más bonitos del país. No nos extraña, caminar por sus hermosas calles es una auténtica maravilla. Esta encantadora ciudad cuenta con carácter excepcional, ya que ha permanecido prácticamente intacta desde su fundación en 1284 en nombre del Rey Eduardo I de Inglaterra. Por su perfecta disposición ortogonal, Monpazier es considerada la bastida “modelo” e influyó en el estilo de grandes arquitectos.

Otro de los imprescindibles es Bergerac, una ciudad a medio camino entre la Edad Media y la Moderna. Situada a las orillas del río Dordoña, ha obtenido el distintivo de Ciudad de Arte y de Historia. Aquí no te podrás perder la Plaza de la Iglesia de Saint-Jacques, donde se encuentra la estatua del famoso Cyrano de Bergerac, o la Nueva Casa de los Vinos y del Turismo “Quai Cyrano”, un espacio cultural dedicado al vino.

Día 6: Burdeos

Vuelve al punto de partida, pero recuerda que Burdeos se encuentra a 100 kilómetros de Bergerac, por lo que tendrás que ir con tiempo suficiente para devolver el coche de alquiler en el aeropuerto.