Smytravel – Nantes, travesía moderna de un antiguo país

Ruta por Bretaña, de Nantes al Mont Saint-Michel”: travesía moderna de un antiguo país
La región de Bretaña, ubicada en el extremo oeste de Francia, lleva siendo desde tiempos inmemoriales tierra de marineros y artistas. En la actualidad, es un destino de primer nivel que combina el arte y su patrimonio con la actualidad artística y cultural. La arquitectura medieval como la de Dinan o la de las murallas de Saint-Malo comparten espacio con la más moderna e industrial como “Les Machines de l’Île”, en Nantes, entre otros.

Si quieres conocer esta zona francesa en todo su esplendor, te proponemos el espectacular recorrido en coche de ocho días de duración “Ruta por Bretaña, de Nantes al Mont Saint-Michel”. Un viaje que conecta pasado y futuro. ¿Estás preparado?

El origen es Nantes, una de las ciudades turísticas menos conocidas de Francia. Aterrizarás aquí para coger el coche de alquiler e iniciar tu ruta.

La mejor forma de descubrir esta ciudad es seguir la famosa línea verde pintada en el suelo de 12 kilómetros, que pasa por todos los lugares interesantes. Da comienzo en la Catedral gótica y acaba haciéndonos cruzar el río Loira, adentrándonos en la Isla del Barrio de la Creación. Te recomendamos hacer el itinerario lúdico “Le Voyage à Nantes”, que permite contemplar fascinantes obras de arte al aire libre por toda la ciudad, y visitar el Estuaire, una exposición al aire libre a través del Loira.

Después de dos días descubriendo este destino, ponemos rumbo a Saint-Nazaire. Durante el itinerario podrás seguir admirando obras artísticas únicas en Francia, como la Maison dans la Loire, una casa construida dentro del río, la Serpent d’Océan o la inolvidable Suite de Triangles. ¡Toda una experiencia al volante!

Esta ciudad costera tiene el cuarto puerto más importante de Francia, por lo que no puedes irte de allí sin visitarlo, recorrer el paseo marítimo y saborear su exquisito marisco.

Llega el momento de continuar hacia el oeste, hacia una de las bahías más hermosas, La Baule, la zona idónea para relajarte y descansar. Después de un día de turismo intenso, recomendamos visitar La Grande Brière un laberinto de canales, cañizares y prados inundables. Muy cerca, visita la ciudad de Guérande, con sus famosas salinas, los restos celtas y sus murallas medievales.

A 125 kilómetros al noreste, se encuentra Rennes, una de las urbes más atractivas, no solo por su patrimonio, sino también por la alegría de sus pasajes repletos de terrazas, como las calles Saint-Sauveur, Saint-Michel, del Chapitre y la Plaza del Champ-Jacquet. La ciudad está repleta de buenos locales para los amantes de la gastronomía, la bistronomía y la comida callejera, sin olvidar las cervezas artesanas autóctonas. Deléitate con sus platos típicos como la famosa galette-saucisse o los tradicionales crêpes.

Para llegar a Saint-Malo, conviene ponerse en marcha a una hora prudente, ya que son cerca de 80 kilómetros atravesando diferentes ciudades que también merecen ser visitadas, Hédé-Bazouges, Bécherel -conocido como “el pueblo del libro”-, Dinan, un enclave medieval que custodia un importante patrimonio histórico y artístico; y Plouër-sur-Rance, una villa bretona con fragantes jardines.

En Saint-Malo respirarás historia y aventura en cada rincón. Dos veces al día, cada seis horas, podrás admirar el espectáculo natural único que ofrece el mar, donde la playa y los peñascos se cubren por la subida de la marea. En el barrio antiguo, admira sus murallas, entre las que se concentran la mayor parte de los monumentos, como la Catedral de San Vicente de Zaragoza o el castillo. También puedes visitar el valle del Rance, con tramos sinuosos y canalizados, y el río marítimo, con una gran variedad de paisajes que recorren de norte a sur Dinan-Cabo Fréhel.

Entre Saint-Malo y el Mont Saint-Michel, es para obligada la ciudad pesquera de Cancale, especialmente conocida por sus ostras planas que serán toda una locura para los amantes de los sabores del mar.

Sin embargo, junto a Saint-Malo, el lugar que más te fascinará es el Monte Saint-Michel, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Capilla de Notre-Dame-sous-Terre, la cripta prerromana, la Iglesia Parroquial de San Pedro, la Capilla de Saint-Aubert o la Fuente de Saint-Aubert son solo algunos ejemplos de los tesoros que encontrarás en este increíble destino.

También puedes pasear por las playas de La Touesse, Les Chevrets y Duguesclin, que adornan sus 14 kilómetros de litoral rocoso, y cenar en el restaurante La Mère Poulard, donde debes saborear su famosa receta de tortilla “soufflé”.

¡Descubre la Bretaña más inolvidable con una increíble ruta en coche!